sábado, 12 de junio de 2010

El Fuego del Destino


Aquel joven que había salido del bosque se dirigía hacia las Tierras del Fuego. De pronto miro a lo lejos y observo un lugar lleno de árboles frondosos y otoñales. Todo era de color rojo, naranjo y amarillo.

El joven corrió y corrió hasta llegar a la entrada del pueblo. Todo lo que vio era un pequeño poblado; muy humilde.

Un pequeño niño se le acerco y le dijo:

- Hola, ¿Quién eres?

- Hola pequeño, mi nombre es Awen, y el tuyo?

- Yo me llamo Aetos.

- Dime, hay algún lugar aquí donde pueda descansar?

- Ven conmigo, vamos a mi casa. Mi abuelo te dará algo de comer y podrás descansar

El Pequeño comenzó a tirarlo del brazo en dirección a una casa de madera con una gran chimenea de piedra.

En la entrada se encontraba un anciano cortando leña. Este levanto la mirada y vio a su joven nieto que venia con un invitado.

- Hola, ¿Quién eres?

- Hola señor mi nombre es Awen. Vengo del bosque y estoy buscando un lugar para descansar.

- Abuelo podemos darle algo de comer?

- Claro. Entra!

Mientras el anciano le preparaba algo de comer, le pregunto:

-Y dime joven Awen, ¿Que te trae por aquí?

-Ando buscando mi destino.

-Vaya, no es una respuesta a la que este acostumbrado escuchar. Y ¿Qué te hace pensar que tu destino esta en este pequeño pueblo?- Sonrío.

-Un viejo en el bosque me lo dijo

-Un viejo dices?- Entonces el anciano se asombro

-Si. Estaba vagando, y un viejo me hizo entender muchas cosas. Entendí que mi destino estaba aquí. Pero aun no se porque.

-Vaya vaya… Por lo que veo el viejo Abyss te mostró el camino.

-¿¡Conoce a aquel viejo!?

El anciano dejo el plato de comida en frente de Awen, se sentó y le dijo:

-Veras, Abyss es el Dios del bosque. El ayuda a las almas perdidas del bosque a encontrar su camino hacia la paz.

-Pues aun no entiendo porque me hizo pensar que encontraría algo aquí.

-Bueno mientras lo descubres puedes quedarte con nosotros.

-Muchas gracias!

Tomo unos bocados, inhalo fuertemente y expulso el aire, dejando entrever su cansancio. De pronto Awen pregunto:

-Y dígame, porque este lugar se llama Las Tierras Del Fuego.

Con tristeza en la voz, el anciano le contesto:

-Veras, hace mucho tiempo, un mago, en busca de perfeccionar sus poderes, decidió tirar un hechizo sobre este lugar sin razón alguna… Hizo que la gente de este lugar jamás pueda morir, y por eso los árboles siempre están desprendiendo sus hojas color fuego, pero jamás mueren. Al igual que todos nosotros.

-Pero no entiendo. Porque seria algo malo que la gente de aquí sea “inmortal”?. Mucha gente busca eso y ustedes fueron favorecidos.

-Aun tienes mucho que aprender parece. Muchos de los habitantes de aquí son ancianos como yo; que deberían haber muerto hace mucho, y no pueden descansar como se lo merecen.

Awen bajo la mirada, en señal de reflección y entendimiento. Luego dijo:

-¿Y no hay forma de cambiar el destino de este poblado?

-Muchos han tratado de ir en busca del Mago que nos hizo esto, para al fin romper el maleficio. Pero desgraciadamente nunca han regresado.

El joven se levanto precipitadamente de la mesa, y dijo:

-Ahora entiendo porque Abyss me envió hasta aquí.

-No creerás que puedes encontrar y matar a aquel hechicero?

-Pues no tengo nada que perder!

-¡Eso es una locura! Un joven como tu jamás podrá…

-SEÑOR!!! Hay algo que reflexione y aprendí en mi camino hacia acá; hay algo que es capaz de de llenar mi corazón de gozo y pasión, capaz de dar felicidad a uno y muchas mas personas, que es capaz de robarle la sonrisa a un niño y sacarle una palmada en la espalda a un hombre, y además no tiene costo… Se llama ayudar sin recompensa.

El viejo se levanto y lo tomo de los hombros.

-Pues si quieres hacerlo, es tu decisión. Pero necesitaras algo antes…