sábado, 18 de septiembre de 2010

Hechizos Rotos


... Aquel hombre se dirigió rápidamente a una pequeña habitación de su casa, mientras Awen los seguía de cerca. Abrió la puerta, y saco una espada, un escudo, y unas riendas.

-Esta espada y este escudo los forje yo mismo hace muchisimos años; espero te sirvan de algo
-Muchas gracias... pero las riendas?
-Ya veras...

El anciano tomo unas llaves q colgaban de la pared y fue a la parte trasera de la casa. De pronto Awenvio una pequeña choza de madera en medio del gran patio. El hombre abrió la puerta de esta, y saco una joven yegua.

-Esta es mi pequeña. He estado criándola hace un tiempo; es ágil y liviana, te ayudara en tu camino.
-Pero, no se si pueda aceptar esto...
-Tranquilo, me estas dando una nueva esperanza, es suficiente paga joven. Ella se llama Epona, en honor a la diosa equina. Debes ganarte su cariño con el tiempo Awen, recuerda que es hembra!!!
-Jajaja, comprendo!!

Awen tomo las riendas, se las coloco suavemente y se subió a ella sin problemas. Epona se sobresalto un poco, pero se tranquilizo al instante.

-Escucha bien joven, sera mejor que esta noche descanses aquí, si aun lo deseas mañana puedes emprender viaje a D´e Valley, ahí encontraras al mago. Deberás bajar una colina algo complicada que esta a unos kilómetros de aquí, el resto sera un viaje directo.
-Gracias por todo.

Awen entro a la casa, dejo las armas apoyadas contra la pared mientras aquel hombre le preparaba una habitación.

-Aquí dormirás hoy. Intentemos que esta no sea la ultima habitación en la que duermes.
-Jajaja, haré lo posible, y gracias de nuevo!!

El día se acabo, y la noche se paso rápido. Temprano por la mañana, Awen, ya estaba en pie, cuando en la casa aun el anciano y su nieto dormían. Se vistió, tomo las armas que estaban contra la pared, las miro fijamente, las guardo y salio de la casa sin hacer ruido. Tomo unas frutas del árbol de la entrada, algunas para el, otras para Epona. Monto, y partió...

<<Espero estar haciendo lo correcto>>

Cuando ya estaba lejos del poblado, diviso la colina que debía decender. Saco algo para darle a Epona.

-Muy bien amiga, come esto, esta bajada no sera agradable para ninguno!!

Apenas termino de comer la fruta Epona, relincho, y se puso a galopar. Bajaba la colina como si lo hubiese hecho miles de veces antes. Awen se sentía cada vez mas cerca, su corazón se aceleraba en la bajada.
Luego de bajada la colina y atravesado unos campos, llego...

-Allá veo una entrada en esa roca. Como una cueva. Debe ser ahí, pues no hay nada mas.

Camino llevando las riendas de Epona en la mano, la dejo afuera y le dijo:

-Si algo pasa, solo vuelve a tu hogar. Te pondré este pañuelo en tu cuello, y si llegas sin mi a tu casa, entenderán cual fue mi suerte.

Awen, extrañamente no sentía miedo, algo le hacia sonreír, pero no entendía porque. Era como si su cuerpo estuviera totalmente confiado en que saldría victorioso. Al entrar, algo lo hizo ponerse tieso; sintió un escalofrío.

<<Odio, muerte, sufrimiento... pero... hay algo mas aqui dentro... soledad? vacios? heridas?>>

El camino de la cueva lo había llevado a un amplio espacio dentro de la roca.

-Asique has llegado joven Awen. Al parecer seras otro estúpido que se arriesga por ser un héroe.
-No busco ser un héroe... ademas... como sabes mi nombre y como sabias que vendría?
-No subestimes mis poderes jovencito.
-Muestrate!!

Awen volteo bruscamente; ante él... el mago.

-No te presentaras? Alguien tan poderoso como dice ser, creí que seria mejor anfitrión!
-Al parecer tienes sentido del humor. Eso me agrada; morirás con una sonrisa parece. Soy el magoAkkaras.
-Muy bien Akkaras, algo me dice que no habrá negociación hoy, asique vayamos al grano...

Awen desenfundo su espada, afirmo su escudo, dio un paso al frente y apunto al cuello del mago con su arma. Pero Akkaras, ni se permuto.

-Vaya, vaya... que te hace creer que me ganaras?
-Nada, eso es lo entretenido!

Akkaras se desvaneció frente a Awen, y apareció en la otra punta de aquel espacio.

-Deberás ser mas ágil.

Awen corrió hacia él. Akkaras hizo aparecer una especie de bastón de madera, con el que bloqueo su ataque. Pero awen no esperaba que al chocar su espada con aquel viejo bastón, saldría disparado hacia atrás, cayendo de espaldas contra el suelo.
Se recupero rápidamente, y se puso a la defensiva, con su escudo arriba y su espada atrás.
Luego de una ardua batalla, Awen ya estaba débil y cansado, su cuerpo ya no sentía esa confianza de antes. Algo dentro de el lo había abandonado.
Miro a los ojos de Akkaras, y también vio cansancio, pero noto que no era un cansancio por la batalla, era algo mas... Cansancio de algo que no podía expresar.
Awen medito unos segundos.

<<Si hago esto, quizas arriesgue mi vida, y la ultima esperanza de Las Tierras Del Fuego, pero... quizas...>>

Awen arrojo su espada a una esquina de la pared, y su escudo al otro lado. Se acerco al mago lentamente, y cuando estaban frente a frente, lo miro fijamente a los ojos, se arrodillo y dijo:

-Si quieres matarme, hazlo ahora, ya fracase...
-Te rindes? Vaya vaya, jovencito, los que vinieron antes de ti, pelearon hasta el final.
-Pues no hagamos esperar mas el final.
-Bien. Aunque antes debo preguntar algo que me intriga. Que te hizo venir a arriesgar tu vida por gente que ni siquiera conoces?

Awen levanto la cabeza, miro fijamente a los ojos de Akkaras sin decir ni una palabra; su mirada en el fondo decía

<<Tu lo sabes muy bien>>

-Solo diré, que yo moriré, tranquilo, di lo mejor de mi, y me arriesgue por una causa que valía mucho la pena, también sabré, que tu vivirás con ese vacío, con esas heridas que aun no sanan, con esa soledad que te atormenta...
-Y que te hace pensar que vivo así?
-Alguien me enseño a ver mas allá de lo básico en una persona, algo mucho mas profundo... y tus ojos gritan a viva voz todo ese sufrimiento.

Akkaras... sintió algo que le oprimía el pecho... Eso no le agrado, asique levanto bruscamente su bastón con las dos manos, pero se detuvo, como si su corazón hubiese tomado las riendas de su cuerpo. arrojo su bastón, dio unos pasos atrás y callo sentado al suelo, amortiguandose con sus manos.
Awen escucho la caída sin verla, pues su cabeza estaba mirando hacia abajo

-Como puede ser que un simple jovencito me haga sentir esto...

Awen se paro y se dirijo hacia donde yacía el mago.

-A veces, las personas mas insólitas hacen que nos sintamos de las formas mas extrañas.

Tendió la mano a Akkaros que seguía en el suelo, este la tomo y se levanto.

-Aun puedes luchar, por superar ese dolor...
-No, ya es tarde para mi. Creo que mi hora aquí llego a su fin... Llevo toda una vida, creyendo que ser el mas poderoso me convertiría en el mejor, y de pronto llega un joven y derriba todas esas falsasespectativas... Gracias!
-Si así lo crees, es tu decisión, no puedo interferir.
-A partir de este momento, dejare la tierra de los mortales, y mi alma se fundirá en la nada, solo así, mis hechizos se darán a su fin...

Akkaras comienzo a desvanecerse...

-Adiós Awen.
-Descansa viejo mago...

Awen sintió que su cuerpo se llenaba de una fuerza inexplicable, como si Akkaros le hubiese hecho algo dentro, algo que lo reestablecía y hacia sentir la misma sensacion de antes de entrar a la cueva... Awense sonrió y miro el techo de aquel espacio.

<<Vaya, el viejo Abyss tenia razon... jeje viejo sabiondo>>

Awen salio de la cueva, monto a Epona y comenzó su viaje de regreso...
Al llegar aquel poblado, estaba de otro color, pues el piso era de color fuego, pero los arboles estaban vacíos. De pronto Aetos se le acerco corriendo, Awen desmonto y le dijo:

-Que ha pasado con los arboles?
-Que no lo ves Awen? se acabo, ya todo acabo.

De pronto cada hoja que yacía en el suelo, fue como absorvida lentamente por la tierra, y en cada unos de los lugares donde había una de ellas, salio una pequeña flor.

-Y eso Aetos?
-Cada una de esas flores, es el recuerdo de las almas de todos aquellos que ya dejaron este mundo. Gracias a ti Awen; ahora mi abuelo ya descansa en paz.
-Me huebiese gusto despedirme.
-Tranquilo, estoy seguro que nos observa...

Awen miro al cielo...

-Toma Aetos, esta es la espada y el escudo que me presto tu abuelo; también te devuelvo a Epona.
-No, son tuyos, mi abuelo le hubiese gustado que los tuvieras, también a Epona; te acompañara en tus viajes, además se ve que han hecho un buen lazo.

Awen puso su rostro al lado de la cabeza del animal, en señal de cariño.

-Pues si, así parece!!
-Y ahora, a donde iras mi amigo?
-Aun no lo se, solo... viajare hasta encontrar... algo supongo!!
-No suena como el plan mas bien elaborado, pero bueno, como quieras.
-Ya debo partir amigo Aetos, que tu vida sea buena y placentera...
-También la tuya, amigo Awen, y en nombre del pueblo, gracias nuevamente.

Un fuerte abrazo sello aquella despedida. Awen monto nuevamente.

-Vamos Epona, veamos que encontramos...

Luego de varias horas cabalgando...

<<Que es eso a lo lejos... que no es? no puedo creerlo, que hace aqui?>>