martes, 16 de noviembre de 2010

Fiodhrádh, Arboles de Paz


Awen: Lordo?

Aquella figura hizo girar a su caballo, para ver quien lo llamaba.

Lordo: Awen?... No lo creo!!!

Ambos desmontaron, y se dieron un fuerte abrazo...

Awen: Amigo mio, es increíble... Como puede ser...?, Que haces por estas zonas?
Lordo: Que hago yo aquí?, que fue de ti?, te fuiste sin avisar de Kelpie... tu hogar... Por que?
Awen: Entonces Kelpie ya no era mi hogar, pero ya habrá tiempo para hablar del pasado! Dime que haces aquí?
Lordo: Me dirijo a Fiodhrádh, el Rey me encomendó ir a negociar con hombre que dirige el pueblo, algunos asuntos
Awen: El Rey? Vaya, pues no lo había notado, pero tus ropas me dicen que eres el nuevo General de batallas; aunque no se porque el Rey no envía a un mensajero para esto?
Lordo: Además de ser el General, también soy su mano derecha, y me encomendó esto solo a mi
Awen: Pues si gustas, puedo acompañarte y nos pondremos al día.
Lordo: Eso me gustaría

Ambos cabalgaron varias horas, hablando de lo ocurrido en sus respectivas vidas desde que Awen se había marchado de Kelpie. Awen le había contado sus vivencias en el Bosque y en Las Tierras del Fuego, y Lordo no podía creerlo. Este, maravillado por sus historias decidió preguntar de una vez...

Lordo: Dime Awen, Por que dices que Kelpie ya no era tu hogar?
Awen: Bueno... de cierta forma, sentí que la gente estaba cambiada. No me lo tomes a mal, pero no veía con buenos ojos los actos del Rey, se que eres su mano derecha, pero... no lo se, algo me hizo sentir que debía irme, que no encontraría nada en aquel lugar
Lordo: Pero no dijiste nada, no te despediste. Todos nos preocupamos
Awen: Siento mucho eso, era un joven inmaduro. Solo quería irme, cambiar, y no lo lograría en Kelpie... Además después de lo de mi familia, no era mucho lo que me quedaba
Lordo: Siento eso...

De pronto, Lordo paro su caballo

Lordo: Atrás de estos árboles esta la entrada a Fiodhrádh
Awen: Solo había escuchado de este lugar en libros, y una que otra leyenda. Dicen que es un pueblo que vive en plena paz, sin nada mas que el amor entre ellos.
Lordo: Eso dicen...

Se encontraban frente a una gran entrada; era una especie de arco formado por dos árboles inmensos y frondosos. Al cruzar esta especie de portar hecho por la naturaleza hace cientos de años, Awen no pudo evitar distraerse con lo que vio.
Era una ciudad plagada de arboles de todos los tipos, casa de madera oscura, hecha por sus propios dueños. La gente hablaba, reía, corría por todos lados. Al parecer todos se conocían.
Vio unas niñas que bailaban con unos vestidos celestes, amarillos y rosas, y la música era interpretada por unos jóvenes que repetían las piesas una y otra vez para que practicaran lo que parecía una coreografía. Aunque... Awen no pudo evitar quedarse mirando a una mujer que les ayudaba en su baile. Esta les enseñaba el baile. Una mujer de pelo castaño claro, ojos amarillos, piel lisa, de estatura promedio... Esta, miro de reojo al joven que la observaba en su caballo, y se sonrió, intentando no perder la idea del baile.

Lordo: Jajajaj, mira por donde vas Awen.
Awen: Jajaj, tu mi amigo, procura encontrar al hombre que buscas

Pasaron unos minutos, cuando Awen quedo impactado con lo que vio.

Awen: Que... es...? Como es posible que exista algo así?
Lordo: Bienvenido a Fiodhrádh Awen. Te presento al Yew, también conocido como Fiodh.

Frente a el, un árbol de dimenciones descomunales, fuera de su imanación. Sus raíces parecieran que abrazaran toda lo que alguna ves piso en sus viajes. Este estaba lleno de vida en su interior, variadas aves, insectos, y otros animales rondaban este gran árbol.

Lordo: Una de las tantas leyendas de Fiodhrádh, es que este árbol, es el que dio la vida a todos los demás, y que por cada hoja, hay un ser humano en la Tierra, y cada una de estas, cuando cae, simboliza... bueno... imaginatelo
Awen: Es asombroso!!
Lordo: Bien Awen, ahí esta el hombre, déjeme hablar a mi por favor, esta bien?
Awen: Por supuesto Lordo, solo soy tu acompañante

Lordo y Awen desmontaron y se acercaron a un hombre que estaba en cuclillas alimentando unos pequeños roedores.

Lordo: Señor Monthú, Lordo mi nombre. Vengo en representacion del Rey de Kelpie

Monthú se paro, sacudió sus ropas, y le extendió la mano

Monthú: Un placer Lordo. Dime, que puedo hacer por ti y el Rey?
Lordo: Bueno... creo que necesitamos sentarnos para hablar
Monthú: Por supuesto, sigueme. Tu también Awen

Awen no entendió como podía saber su nombre si ni siquiera se había presentado. Lordo miro a este con la misma extrañeza. Pero Awen mantuvo silencio para no arruinar los planes de su amigo, aunque la expresión de su rostro era notoria.

Monthú: Sientense aquí, bajo la sombra de Fiodh. Denme las riendas de sus caballos, las atare a esta rama para que descansen... Si no les molesta les daré algo de agua
Lordo: Claro que no, al contrario. Muchas gracias

Monthú volvió rápidamente con agua para los equinos. Y se sentó frente a Lordo y Awen

Lordo: Bueno Señor...
Monthú: Por favor Lordo, llámame Monthú, no soy ni mas ni menos que tú
Lordo: Emm... Monthú, el Rey necesita su apoyo. Sabemos que sus tropas son de las mas fuertes; sus hombres son fuertes, ágiles, y tienen un gran manejo con las armas. Y en Kelpie necesitamos todo eso para la venidera Guerra.

Awen pensó en voz alta: GUERRA!!!
Lordo y Monthú lo miraron de reojo.

Awen: Lo siento!!
Lordo: En fin, necesitaremos todo el apoyo posible Monthú, a cambio el Rey prometió otorgarle a Fiodhrádh riquezas por su lealtad
Monthú: Pues si, la reputación de nuestras tropas nos preceden, pero no participaremos en ninguna Guerra. Nunca lo hicimos y no empezaremos ahora.
Lordo: Pero...
Monthú: No habrá argumento valido que puedas darme para hacerme cambiar de opinión Lordo, no intentes encontrarlo. Las tropas que tenemos solo están entrenadas en el arte de la Guerra de manera defensiva, no ofensiva. Jamas han atacado, y doy gracias que nunca nos han atacado como para que tengan que defender Fiodhrádh
Lordo: Muy bien... Señor... Gracias por su atención

Lordo se levanto con disgusto, lanzo una mirada a Awen en señal de que era hora de marcharse. Este tardo unos segundos en reaccionar; el tamaño de ese árbol aun lo desconcertaba, el como aquel hombre conocía su nombre, la Guerra... Awen no tenia idea que estaba pasando.
Ambos tomaron sus animales.

Monthú: Ha sido un gusto esta visita jóvenes. Que tengan buen viaje. Bendiciones!
Awen: Gracias!

Lordo no emitió sonido alguno, solo se limito a caminar con las riendas de su caballo en la mano. Mientras Awen lo seguía.
Luego de alejarse del lugar de conversación, Awen no pudo agunatar y estallo en preguntas.

Awen: Guerra Lordo?? Que esta pasando?
Lordo: Eso Awen... Como no lo sabes?
Awen: Me perdí durante mucho tiempo en el bosque, sin nada mas que la oscuridad en mi mente. Luego de eso, ya sabes lo que paso.

Lordo dejo de caminar, y comenzó a explicarle a su amigo

Lordo: Desde que te fuiste, en Kelpie comenzaron a llegar ataques de pequeños poblados que buscaban entrar al Reino para tomárselo. En ese entonces entre a las tropas como un simple cadete, pero con el tiempo estos pequeños grupos de bárbaros, comenzaron a organizarse y llegar en masas, lo que llevo al Rey, a tomar la decisión de eliminar todo aquel que piense atacar el Reino. Por eso necesitamos todos los Aliados que podamos conseguir.
Awen: Es insólito, no puedo creerlo!!
Lordo: Se que es difícil, pero debemos luchar para defender lo nuestro...
Awen: Lo insólito no es la guerra mi amigo, es que tu colabores con ella. Ademas, no eres nadie para decir "lo nuestro". Que es nuestro, el Reino, la tierra??...
Lordo: Pero Awen no entiendes?...
Awen: Entiendo muy bien... Al parecer estaba en lo correcto en lo que pense cuando me fui de Kelpie.
Lordo: Has lo que quiera Awen. El Rey me espera en Kelpie. Si cambias de opinión, y entras en razon, espero que regreses a Casa.
Awen: Buen viaje!

Lordo monto su caballo, y se marcho rápidamente. Mientras, Awen, se sentó a un lado del camino en el que estaba. Se dejo abrazar por el pasto, mientras su yegua, Epona, yacía a su lado. Solo se tomaba la frente, e intentaba comprender...
Solo pasaron minutos para que mirara a su lado y viera unos penetrantes ojos amarillos que lo observaban con compasión.

Mujer: Te sucede algo?

...